El lenguaje oculto de las palabras
Imagine que acude usted por primera vez a la consulta de su médico, a quien, por suerte, no ha tenido que conocer antes gracias a su buena salud. Lo primero que el médico le dice es se siente y dicte usted en el micrófono del ordenador o, si lo prefiere, escriba usando el teclado una redacción, o un relato, sobre los elefantes. Tras dictar o escribir el texto, el doctor lo analiza con un programa informático específico y, de inmediato, le dice a usted su edad, si está casado o no, su estatus social, qué le preocupa, y si se encuentra usted deprimido, entre otras cosas. ¿Será esto posible? (no lo será porque no habrá tiempo en la consulta para escribir el relato, pero eso es otro tema).
El lenguaje constituye la principal herramienta de comunicación de nuestros pensamientos y emociones a los demás. Las palabras que usamos, sin embargo, revelan también nuestra personalidad, nuestra situación social, y nuestro estado de ánimo. Dos personas no utilizarán las mismas palabras para relatar la misma historia. Las palabras no solo comunican lo que pretendemos decir a nuestro interlocutor, sino que también contienen gran cantidad de información que no pretendemos revelar, aunque es inevitable que lo hagamos.Freud ya sospechaba que los lapsus verbales revelaban las verdaderas intenciones y deseos de quien los había cometido. Así, si dijéramos a nuestros hijos pequeños cuando nos molestan: ¡Barça ya!, está claro que lo que queremos decirles es ¡basta ya!, pero nuestras preocupaciones reales y deseos íntimos quedarían desvelados por nuestro lapsus linguae. En todo caso, salvo casos muy concretos y aislados, hasta esta época pocos eran capaces de extraer del lenguaje siquiera una ínfima parte de la información oculta que contiene. De hecho, se carecía de un método sistemático para poder hacerlo. Pero hoy, esta situación ha cambiado.
INFORMÁTICA Y LENGUAJE
El desarrollo de la informática, de potentes ordenadores personales, y también de nuevas herramientas estadísticas, ha conducido a una nueva era de análisis del lenguaje, no con fines literarios, sino psicológicos y médicos. Hoy, potentes herramientas informáticas permiten analizar los textos escritos o hablados con un enorme grado de detalle, clasificando las palabras no solo por su función gramatical o sintáctica, sino por la carga emocional, social y cognitiva que conllevan. Estos análisis se han llevado a cabo en estudios controlados, comparando sus resultados con los de otras pruebas que miden personalidad, inteligencia, o estado anímico. Esto ha permitido establecer un método informático de análisis del lenguaje que extrae del mismo interesante información oculta sobre quién habla.
Este método ha permitido revelar, entre otras muchas cosas, que existen diferencias significativas en el empleo del lenguaje entre hombres y mujeres, tomados en conjunto. Esto ya se sospechaba, pero los estereotipos que todos creíamos ciertos se han revelado falsos. Así, se creía que los hombres utilizaban pronombres en primera persona, como "yo", "mí"; o palabras analíticas, como "porque", "razón", "creo", "pienso", más frecuentemente que las mujeres; y que las mujeres utilizaban palabras emotivas, como "feliz", "triste" "amor", "odio", más frecuentemente que los hombres. Es falso. Los análisis informáticos han revelado que son las mujeres las que más frecuentemente utilizan pronombres en primera persona y palabras analíticas, mientras que no hay diferencia entre hombres y mujeres en el uso de palabras emotivas.
Otros estudios han revelado una asociación entre el empleo de las palabras y el estado psicológico. Por ejemplo, el empleo de los pronombres en primera persona aumenta en personas deprimidas, tal vez porque en este estado anímico la persona enfoca más su atención hacia sí misma y sus sentimientos que hacia los demás.
PALABRAS Y PSIQUE
El rápido desarrollo de las nuevas tecnologías, que ya no son tan nuevas, ha permitido crear poderosas herramientas de análisis del más importante comportamiento social humano: el lenguaje. Estos análisis pueden revelar nuevos y trascendentes conocimientos sobre nosotros mismos. Como siempre, estos conocimientos podrán ser usados para bien o para mal, para beneficio de todos, o para mayor control y manipulación de todos por unos pocos. Conviene estar atentos sobre las ramificaciones de estos y otros avances de la ciencia de manera que se empleen siempre para aumentar el bien común.
OBRA DE JORGE LABORDA.