Freud y la curación hipnótica.
Sigmund Freud (1856 - 1939) fue un médico neurólogo austriaco, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX., les ofrecemos a continuación un relato escrito propio Freud en 1892.
UN CASO DE CURACIÓN HIPNÓTICA (Sigmund Freud)
Me decido a publicar aquí la
historia de una curación obtenida mediante la sugestión hipnótica por tratarse
de un caso al que una serie de circunstancias accesorias de mayor transparencia
y fuerza probatoria de las que suelen entrañar la mayoría de nuestros
resultados terapéuticos de este orden. La mujer a la cual me fue dado auxiliar
así, en un momento muy importante de su existencia, me era conocida desde
muchos años atrás, y permaneció luego varios otros sometida de mi observación.
La perturbación de la cual le libertó la sugestión hipnótica había ya surgido
una vez con anterioridad, siendo ineficazmente combatida (..).
Trátase, para no continuar
hablando en adivinanzas, de un caso en el que una madre se vio imposibilitada
de amamantar a su hijo recién nacido hasta la intervención de la sugestión
hipnótica, y en el cual lo sucedido después de un parto anterior y otro
posterior permitió una comprobación, sólo raras veces posible, del resultado
terapéutico.
La paciente
El sujeto del historial clínico que sigue es
una mujer joven, entre los veinte y los treinta años, y que por sus excelentes
cualidades, su serena reflexión y su naturalidad, no había dado jamás una
impresión de nerviosismo.(..)Al nacimiento de su primer hijo
había tenido la paciente intención de criarlo sin auxilio ninguno ajeno. El
parto no fue más difícil de lo habitual en las primerizas, terminando con una
leve aplicación de fórceps. Pero la madre no consiguió, a pesar de su excelente
constitución física, su ilusión de ser una buena nodriza. Tenía poca leche,
sentía intensos dolores al dar el pecho al niño. Perdió el apetito, tomó
repugnancia a la comida y pasaba las noches insomne y excitada. De este modo, y
para no poner en grave peligro la salud del niño y la suya propia, hubo
necesidad de declarar fracasada la tentativa, a los catorce días, y buscar un
ama, desapareciendo enseguida todas las molestias de la madre. (..)
Tres años después tuvo la
sujeto su segundo hijo, y también por circunstancias exteriores resultaba
deseable evitar la lactancia mercenaria. Pero los esfuerzos de la madre en este
sentido parecieron tener aún menos éxito y provocar fenómenos más penosos que
la vez primera. La joven madre vomitaba todo alimento, no dormía y se
manifestaba tan deprimida por su incapacidad, que los dos médicos de la
familia, los acreditados doctores Breuer y Lott, se opusieron a toda
continuación de la tentativa, aconsejando como último medio experimentable la
sugestión hipnótica. De este modo, el cuarto día, por la tarde, fui llamado a
la cabecera de la enferma.
El sujeto del historial clínico que sigue es
una mujer joven, entre los veinte y los treinta años, y que por sus excelentes
cualidades, su serena reflexión y su naturalidad, no había dado jamás una
impresión de nerviosismo.(..)Al nacimiento de su primer hijo
había tenido la paciente intención de criarlo sin auxilio ninguno ajeno. El
parto no fue más difícil de lo habitual en las primerizas, terminando con una
leve aplicación de fórceps. Pero la madre no consiguió, a pesar de su excelente
constitución física, su ilusión de ser una buena nodriza. Tenía poca leche,
sentía intensos dolores al dar el pecho al niño. Perdió el apetito, tomó
repugnancia a la comida y pasaba las noches insomne y excitada. De este modo, y
para no poner en grave peligro la salud del niño y la suya propia, hubo
necesidad de declarar fracasada la tentativa, a los catorce días, y buscar un
ama, desapareciendo enseguida todas las molestias de la madre. (..)
Tres años después tuvo la
sujeto su segundo hijo, y también por circunstancias exteriores resultaba
deseable evitar la lactancia mercenaria. Pero los esfuerzos de la madre en este
sentido parecieron tener aún menos éxito y provocar fenómenos más penosos que
la vez primera. La joven madre vomitaba todo alimento, no dormía y se
manifestaba tan deprimida por su incapacidad, que los dos médicos de la
familia, los acreditados doctores Breuer y Lott, se opusieron a toda
continuación de la tentativa, aconsejando como último medio experimentable la
sugestión hipnótica. De este modo, el cuarto día, por la tarde, fui llamado a
la cabecera de la enferma.
Al nacimiento de su primer hijo había tenido la paciente intención de criarlo sin auxilio ninguno ajeno. El parto no fue más difícil de lo habitual en las primerizas, terminando con una leve aplicación de fórceps. Pero la madre no consiguió, a pesar de su excelente constitución física, su ilusión de ser una buena nodriza. Tenía poca leche, sentía intensos dolores al dar el pecho al niño. Perdió el apetito, tomó repugnancia a la comida y pasaba las noches insomne y excitada. De este modo, y para no poner en grave peligro la salud del niño y la suya propia, hubo necesidad de declarar fracasada la tentativa, a los catorce días, y buscar un ama, desapareciendo enseguida todas las molestias de la madre. (..)
A mi llegada, la encontré en la cama, con las mejillas muy arrebatadas y furiosa por su incapacidad para criar al niño incapacidad que crecía a cada nueva tentativa, no obstante poner ella todo su esfuerzo en dominarla. Para evitar los vómitos no había tomado alimento en todo aquel día. El epigastrio aparecía abultado, y colocando la mano sobre el estómago, se advertían continuas contracciones. La enferma se quejaba, además, de un constante mal sabor de boca. (..)
La hipnosis